Cruce de Caminos: WWW.com y el MAC de Panamá …relato auto-biográfico / Rogelio Pretto / Capítulo 19

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La mano del predilecto — 1983    (pulse el título)

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Capítulo — 19

Nada que ver

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Quería llegar ya mismo a la parte donde estaría descrito mi pedacito del centenario que cubre el celebrado libro. Revisaba cada pagina con cierta rapidez, y una vez le daba un vistazo, pasaba a la otra con igual apuro; hasta que llegué a la 63. Allí me encuentro con el título: LA CRISIS POLÍTICA Y EL ARTE AL FINAL DE LOS AÑOS OCHENTA. 

            Aquí debe ser, me dije. Había llegado a la sección donde seguro sería mencionado en Cien Años de Arte en Panamá. Enseguida pasé la página y allí, en la 64, di con los pocos párrafos con que define el libro mi contribución al arte de mi país. Lo que encontré—y lo que no encontré—me afectó.

            Lo primero que noté fue la falta de al menos una gráfica que ilustrara mi tipo de trabajo. Que no la hubiera me enojó enseguida. ¡¿Cómo era que no había representación pictórica alguna de algo que de por lógica es de fundamental valor en libros como este?! Y para colmo, cuando leo lo escrito, hasta más rabia sentí—y tristeza a la vez—por lo errada que encuentro la información sobre mi trabajo.

            Y causa hasta de mayor enredo interno es darme cuenta de la sensibilidad con que estoy procesando el asunto. ¿Porqué te está afectando tanto lo que acabas de descubrir? me preguntaba. Era necesario que me mantuviera equilibrado, sin que alguna sensibilidad egocentrista interfiriera en como digería lo que había revelado el libro sobre mi.  

            Después de una concentrada meditación sobre el tema, pude destilar lo que más me afectaba: el hecho triste de que allí, en ese rinconcito del libro, quedaría, para los anales de nuestra cultura panameña, un lamentable error de omisión sobre lo que fue mi aporte a la historia del arte de mi país.  

            Mi enojo no era porque pensara que merecía un trato más prominente que la pobre reseña registrada en el libro. A decir verdad, no tenía falsas expectativas en ese sentido. No esperaba un robusto y enriquecedor reconocimiento. Después de todo, solo fueron doce mis años de actividad artística en mi patria, y después, de pronto, a fines del 84 emigré a Estados Unidos para comenzar una nueva vida de raíz, no sabiendo para donde tomaría.

            Fue 20 años después, en 2004, cuando compré Cien Años de Arte en Panamá, que reconocí el efecto de fácil olvido que produjo mi alejamiento del escenario del arte panameño. Y en 2014, cuando regresé al MAC en función de artista invitado, me di cuenta de lo rápido que corrieron los treinta años sin exhibir en mi país. 

            El porqué de lo breve de la referencia a mi arte en el libro lo comprendí muy bien, y lo acepté, sin problema. Pero lo que en parte sí me molestó fue el angosto enfoque político con que el libro describe la relevancia de mi trabajo artístico dentro del marco histórico del arte panameño. La intención política que le atribuyen a mi exhibición La Paz Nacional: tratado pictórico del 84 en el MAC no es correcta. Desde un punto de vista académico, me pareció miope clasificar la muestra como parte del “arte de protesta” y “antimilitarista” que surge a partir de las elecciones de mayo del 84, periodo dentro del cual incluyen también a Calderón y algunos otros que abordaron la temática política de manera específica para protestar el régimen norieguista.

            Yo no pertenezco a ese “club”.

            Primero que todo, La Paz Nacional fue, desde un principio, programada en 1983 para inaugurar la nueva sala de exhibiciones temporales del nuevo MAC…cuando terminaran de construirlo. Por atrasos largos en los trabajos, la inauguración se dio a fin de enero del 84.

            Mi exhibición de cuarenta y dos obras en témpera no protestaba contra los militares en sí, sino más bien criticaba la manera en que ambos bandos en campaña se jactaban de su alto orgullo nacionalista, más notable entre los militares. Para formular mi estudio pictórico del tema hice uso del simbolismo y gran detalle realista en lo figurativo. Con la muestra de La Paz Nacional procuré exponer la realidad política panameña en torno a nuestras primeras elecciones después de quince años de dictadura.

            No fueron solo los militares a quienes critiqué de manera filosófica como promotores de un uso hipócrita del patriotismo. Sí, yo era antigolpista y con mucho recelo veía la dictadura que vivíamos como consecuencia directa de la intervención de los militares.  Pero ese repudio ya lo había manifestado dentro y fuera de mi arte desde antes del ’84, aún en tiempos de Omar. En la muestra exhibida en el MAC no es como “antimilitarista” que protesté contra el orden castrense. Lo que hice fue regañar al gobierno militarista por estar viciado de exagerado alarde patriótico.

            Hay otras menciones equivocadas en la reseña del libro. Por ejemplo, sobre un componente tan obvio y básico como lo debe ser el formato físico propio del trabajo exhibido en el MAC, esta del libro: ‘La muestra consistía en miniaturas pintadas al temple…

            ¿Miniaturas? Nada que ver. Sí, había arte pequeño, pero la mayoría de los trabajos en la extensa colección no lo era.  Sus tamaños variaban entre los que sí calificarían como miniaturas y los de 19 x 23 pulgadas, y uno de nuestra bandera que medía cuatro veces ese tamaño. Lo que los historiadores autores del libro dejaron de averiguar por alguna razón fue que las miniaturas que formaron parte de la colección marcaban el final de casi cinco años de producir arte pequeño—dimensión que había abordado a propósito años antes para obligarme a la humildad creativa.

            Este tipo de carencia investigativa de parte de los autores del libro es muy notable, pues evidencia, al menos en mi caso, la falta del historiador en informarse de manera apropiada sobre los atributos físicos y temáticos inherentes de una exhibición que, igual que su singular alcance histórico, fueron ignorados por alguna razón. Mi video de 2014, La Paz Nacional: tratado pictórico, trata este tema en detalle. Y en mi sitio web encontrarás imágenes de la exhibición de las obras colgadas en el museo. Saquen sus propias conclusiones al respecto.

Otro error que demuestra lo poco que se informaron en Cien Años sobre mi producto artístico es evidenciado en la referencia sobre mi trabajo de los 70 como “pinturas psicodélicas”. Otro nada que ver.

            El arte psicodélico es aquel inspirado por la experiencia inducida por drogas alucinógenas como el LSD, el peyote u otras. Mis expresiones pictóricas hasta 1977 fueron inspiradas sobre todo por el surrealismo (de influencia Dalí) e imágenes extraídas de mi sumersión voluntaria al terreno del inconsciente descrito por Carl Jung. Esta práctica es parecida, por ejemplo, a las de artistas que cosechan vistas de sus sueños…o de los de otros. Las mías las plasmaba de manera espontánea, y después reflexionaba sobre sus significados.

            Ahora, es cierto y acepto de que el estilo de mi arte en los 70 era diferente al de otros artistas nacionales, y por ello era poco aceptado y reconocido por el establishment y sus más distinguidos compradores de arte panameño. Pero yo no pintaba con vender en mente. Lo hacía para aprender cómo observarme y conocerme a fondo. Estaba deseoso por indagar y descubrir los valores esenciales de mi micro y macro existencia cósmica, y de expresar esos valores de cualquier manera artística que se me ocurriera y antojara.

            Durante los ‘70 mi trabajo fue mostrado en exhibiciones individuales en instituciones de cierto prestigio como el Departamento de Expresiones Artísticas de la Universidad de PanamáLa Alianza Francesa y el Museo del Hombre Panameño. También fui invitado a participar en varias colectivas. Mi obra en ese tiempo, trabajada usando diferentes técnicas a medida que las aprendía, tomó parte en subastas de PANARTE y otras reconocidas organizaciones públicas y privadas. En un par de concursos mi trabajo fue premiado en uno con un segundo premio y con el primero en el otro. Los temas de mi obra fueron comentados y discutidos en los medios por críticos y escritores.

            Y también hubo ventas. De haber sido mi trabajo de esos primeros años ‘arte psicodélico’, dudo que habría obtenido ese grado de aceptación de parte de la principalmente conservadora sociedad panameña.

—O—

En 1977 terminé el periodo de surrealismo introspectivo y cambió el enfoque filosófico general de mis temas. También cambió el aspecto (por no llamarle estilo) de mi arte, ante todo, su tamaño.

            El periodo de miniaturas duró cinco años hasta el 83. Rindió cientos de piezas en total que fueron exhibidas—y bien vendidas—por varias galerías privadas. Mucho me deleité descubriéndole novedosos tratamientos a la témpera, aplicados al íntimo formato de la miniatura. Concentrar temas filosóficos restringidos al arte pequeño permitió la fácil reflexión sobre los grandes significados de la existencia.  Los temas que emergían me ayudaban a pensar con mayor amplitud mental y discreción, y cada miniatura me llevaba hacía nuevas maneras de usar el medio.

            Poco a poco fue creciendo el tamaño de las obras, hasta que la exploración artística y filosófica condujo finalmente a la exhibición más sobresaliente de los casi cincuenta años que llevo de carrera artística. Fue cuando el MAC y yo cruzamos caminos en el 83.

—O—

Desde un comienzo, la dirección del nuevo museo en construcción me propuso en 1982 que mi obra inaugurara la apertura de la nueva sede de PANARTE cerca de la Avenida de los Mártires, que llevaría el nuevo nombre Museo de Arte Contemporáneo de Panamá. Al pasar unos meses me informaron, con muchas disculpas, que la junta directiva había reconsiderado que el museo debía inaugurarse más bien con la obra de un ya establecido y renombrado maestro veterano. Habían escogido a Chong Neto para ese propósito. Me ofrecieron a cambio que fuera mi obra la que inaugurara la sala de exhibiciones temporales cuando terminaran los trabajos de su construcción estimados para la segunda mitad del 83.

            Yo comprendí del todo la posición de la directiva, y estuve de acuerdo con su decisión. Con orgullo igual acepté el gran honor que me concedió el nuevo MAC de inaugurar más adelante su nueva sala.

Lo anterior contiene una importancia valiosa en la historia de nuestra cultura panameña, en particular la de su arte. Pero por alguna razón que no comprendo esa importancia quedó inadvertida en Cien Años de Arte en Panamá. No señalo el hecho para redundar mi propia importancia en el periodo inaugural del nuevo MAC, o porque tenga interés personal de corregir la falta del libro en no mencionarlo. El valor histórico de fondo a que me refiero es de mucho más alcance; abarca más allá que lo mío.  Es necesario que los panameños conozcamos esta porción de la historia de nuestro arte, que por conocerla yo de cerca, pude notar que había sido pasada por alto. Hasta el mismo MAC parece no haberse dado cuenta del significado histórico de su propio y valiente aporte al serio debate nacional que librábamos los panameños en espera de las críticas elecciones del 84.

En el 2013 cuando me reuní con la directora del museo y la joven que curaría la exposición Arte, Política, Panamá conmemorando el cincuentenario del 9 de enero, fue que me enteré de la ausencia de información en los registros del museo sobre La Paz Nacional.

            La directora no tenía idea de que la exhibición había inaugurado la nueva sala del museo recién abierto. En archivo ni siquiera tenían ejemplar del catálogo de la exhibición, ni información de que el museo recaudó el 50% sobre la venta de más de la mitad de las obras vendidas en la noche de la inauguración. Tampoco había fotos ni información de los medios sobre la ceremonia inaugural con corte de cinta y presencia del nuncio y otras distinguidas personalidades del museo y de la sociedad panameña en general que asistió a la inauguración. Y nada sobre la cantidad de visitantes que atrajo la exhibición y que motivó extenderla dos semanas para darle oportunidad en particular al número de estudiantes traídos por sus maestros a que vieran la histórica muestra. También, por haberse agotado pronto, tuvo que ordenarse una nueva impresión de catálogos.

            Con todo eso formando parte destacada de los primeros anales del museo, uno pensaría que los oficiales del MAC y Cien Años le asignarían el reconocimiento histórico que merece.

            Repito, no pretendo argumentar aquí la causa personal de Rogelio Pretto. Lo que espero poder señalar es el hecho de que hubo, en algún momento en la temprana vida del MAC, una incomprensible indiferencia ante su propia relevancia histórica, la cual supera la de mi trabajo artístico, cómo igual lo haría si se tratara de la obra de cualquier otro artista panameño. El mayor crédito histórico por haber exhibido La Paz Nacional reposa sobre el prestigio que el jovencito MAC y sus fundadores cosecharon, pues fueron ellos los que con gran riesgo y valentía aprovecharon la oportuna inauguración de su nueva sala para presentar un trabajo artístico sobre la actualidad política que tenía el potencial de causar una impredecible e incalculable polémica pública y atraer la atención del dictador del país, como en efecto y de hecho lo hizo. (Ver enlace para usuarios de Facebook.)

            Al atreverse a presentar La Paz Nacional durante el tiempo represivo norieguista en vísperas de las primeras elecciones presidenciales en quince años, la directiva del MAC proyectó credibilidad y madurez cultural a toda la nación. Le demostró al pueblo panameño su fiel compromiso con la libertad de la expresión artística en todos sus sentidos y condiciones, poniendo así a prueba pública el Artículo 37 de la constitución de los militares de 1972 sobre la libertad de expresión, donde dice que ‘…Toda persona puede emitir libremente su pensamiento de palabra, por escrito, o por cualquier otro medio, sin sujeción a la censura previa.’

            Con La Paz Nacional no solo se completó el MAC como museo para todos, sino que se perfiló también como ejemplo del coraje cívico de que puede y debe ser capaz la iniciativa privada en los asuntos nacionales de las artes y la cultura.

            Por eso no entiendo por qué el MAC, en 2003, cuando publicó Cien Años de Arte en Panamá, no sacó a plena luz de la historia su crítico rol durante el turbulento movimiento artístico de los 70, rol que tampoco entiendo por qué fue ignorado por los autores del celebrado libro.  Aunque eran tiempos en que el mercado del arte sufría seria desmejora, con La Paz Nacional, y después con la muestra política de Calderón, el MAC sirvió de contrapeso para las intenciones de la extrema izquierda en distorsionar la perspectiva de los valores artísticos del país y apropiarse de la vanguardia cultural de nuestra nación.

—O—

En el buen sentido de lo irónico, le estoy muy agradecido a Cien Años de Arte en Panamá por la inquietud que despertó en mí y por lo que esa inquietud me indujo a lograr. Este largo, pero sincero—y espero, informador—relato autobiográfico de diecinueve capítulos se lo debo a la publicación del libro. Lo digo con toda sinceridad. El hermoso paseo de imágenes e información de nuestro arte que le presenta al mundo es encomendable. La colección de libros de arte que tenemos en casa ha sido enriquecida por su inclusión, y cada vez que lo tomo en mano para darle una ojeada, no deja de despertar en mí agradables recuerdos de tantas amistades y conocidos, artistas y amantes del arte en mi pasado que no olvido.

            La más grata ironía de todo eso es la que hace que la equivocación de Cien Años sobre mí breve participación en el cuento de su centenario, haya sido lo que me instó, al fin, después de años de indecisión, a darle presencia en la Internet a mi sitio WWW.RogelioPretto.com.

            El sitio fue diseñado para registrar un surtido amplio de información sobre mis quehaceres con el arte.  Lo armé de tal manera que pudiera ilustrar de manera pública en línea, las gráficas, publicaciones y otra documentación que Judy y yo habíamos acumulado sobre mis experiencias con el arte desde su comienzo en 1968 hasta el 2000.

            Por razones de diseño técnico, el estilo de armado de la página no es corriente y no es fácil navegar.  Ha sido un problema actualizarlo. Por no tener tiempo o no querer perderlo, no he tomado la oportunidad para ponerlo al día ni modernizarlo. Pero ahí está, al alcance y a la vista de todos, como un archivo de información bibliotecaria, con su índice de registro siendo el menú principal del sitio. Cada renglón del menú es un portal que lleva a la categoría de información indicada por su nombre. Hay de todo un poco.

 

Cien Años de Arte en Panamá también fue el factor clave por la cual en 2012 terminé un periodo de catorce años sin pintar. También fue la razón de mi regreso a mi país en calidad de artista después de 30 años. Su información sobre La Paz Nacional, aunque incompleta, dio razón para la invitación del MAC a que participara en su exposición Arte, Política, Panamá de enero 2014. Cuando me reuní con la directora del museo no logré convencerla en adoptar mis recomendaciones de cómo exhibir y rescatar del olvido el rol patriótico que jugó el MAC en La Paz Nacional. Por ello enseguida decidí producir y montar en la Internet el video que hubiese querido fuera presentado como parte de la exposición. Con este audiovisual, los hechos olvidados de La Paz Nacional se encuentran ahora en estos tiempos, al menos, registrados y expuestos como documentación pública sobre parte de la historia del principio del MAC.

            Y, por último, la recompensa personal más importante de mi encuentro con Cien Años de Arte en Panamá es lo mucho que tuvo que ver con el hecho de que desde hace varios años estoy inmerso en un intenso periodo de nueva experimentación artística. Y, por encontrarme en la etapa otoñal de mi vida, ando apurando la ágil y numerosa producción de nuevos trabajos. Deseo y me siento preparado para volver a exhibir en el MAC, y así regresar al escenario del arte de mi país para mostrarle a mis conciudadanos la peculiar trayectoria en que ando—antes que me llegue el invierno.

APÉNDICE

Texto de Cien Años de Arte en Panamá donde hace mención de mi trabajo artístico.

LA CRISIS POLÍTICA Y EL ARTE

AL FINAL DE LOS AÑOS OCHENTA

 

El decenio de 1980, marcado por la muerte de Torrijos en 1981 y la dictadura cada vez más opresiva de Noriega en los años subsiguientes, fue un período tumultuoso para los panameños. Los cambios políticos que llegaron a trastornar todas las facetas de la vida nacional no se reflejaron de inmediato en la obra de los artistas panameños, muchos de los cuales nunca abordaron el tema.  Esa reticencia tiene varias explicaciones posibles.  La más plausible es que bajo un régimen tan represivo, era obviamente arriesgado expresar opiniones antigubernamentales en público, en conversaciones privadas o en imágenes visuales de cualquier índole. Además, para muchos el arte constituyó una escapatoria de la difícil realidad cotidiana.  Por último, en un período en que las ventas de arte disminuyeron de manera impresionante, el arte de protesta era difícil de exponer y prácticamente imposible de vender.

            La situación política había desencadenado una serie de sanciones económicas y de problemas que colocaron a la sociedad panameña en una situación precaria.  Las numerosas manifestaciones de la oposición y el aumento de la represión política paralizaron la actividad cultural.  En vez de comprar, muchos coleccionistas trataron de vender y, en algunos casos, la venta se convirtió en necesidad urgente cuando se congelaron los fondos y los bancos cerraron en 1988.  Además, miles de personas emigraron, entre ellos varios artistas.  Todo lo anterior creó un deprimente vacío cultural hacia el final del decenio.  En diciembre de 1989, la situación terminó de manera abrupta y dramática cuando fuerzas militares de los Estados Unidos invadieron Panamá, provocando no sólo la caída de Noriega sino enormes pérdidas, tanto humanas como económicas.

            Aunque no llegó a ser un denominador común, las expresiones de disensión política que surgieron en el arte panameño de entonces merecen consideración.  Dos de los primeros despliegues públicos de arte de protesta política tuvieron lugar en 1984.  Como escribiera el arquitecto y artista Ricardo J. Bermudez: «En el 84, quizás porque fue cuando los panameños pudimos ejercer infructuosamente el derecho al voto después de más de tres lustros de continuada sequía democrática, se efectuaron en el país dos interesantes muestras de arte con temas antimilitaristas: ‘La paz nacional: tratado pictórico’, de Rogelio Pretto… y ‘Protesta 84’ de Calderón…»55.

            En enero de 1984, Rogelio Pretto (1944), mostró en la Sala Panarte del Museo de Arte Contemporáneo esta exposición que se consideró sumamente audaz.  La muestra consistía en miniaturas pintadas al temple, cuyas cuidadosamente ejecutadas imágenes figurativas hacían referencia concreta a los círculos políticos y militares panameños, en combinación con elementos ilusionistas y surreales.  Había símbolos más o menos específicos en esas imágenes de gatos negros, palomas blancas, banderas, guardias en uniforme de gala y políticos identificables, tales como el vicepresidente de Panamá, pintadas sobre fondos profundos y oscuros que evocaban noches estrelladas y que recordaban los telones de fondo cósmicos de las pinturas psicodélicas que Pretto creaba en los años setenta.

            Las obras en esta exposición son notables en la historia del arte panameño no sólo por su estilo imaginativo y dibujo consumado sino porque, con ellas, Pretto hizo una declaración sobre el momento histórico con un arte que sobrepasaba la expresión personal para darle «forma plástica al debate ideológico de su tiempo», y también porque el artista demostró un valor extraordinario al protestar así, de manera explícita y directa, contra el régimen militar.

Inauguración de

La Paz Nacional: tratado pictórico en el MAC

Comentarios dejados en el libro de visitantes

  • ¡Estupenda!
  • Me parece una exhibición increíble, y de alto contenido social. ¡Adelante!
  • ¡Ya era tiempo …!
  • De veras un documento histórico, lo felicito.
  • ¡Excelente!
  • Espérelo en La Prensa
  • ¡Valiente!
  • Lecciones de 1ª
  • ¡Fabulosa! ¡En cualquier parte del mundo! Felicitaciones.
  • ¡Histórica!
  • ¡Tremendamente Patriótica!
  • Una obra fecunda y rica en símbolos merece el más grande respeto de todo aquel que se detenga a estudiarlos. Con su creación, esta sala se enriquece hoy, y resume el sentir actual de nosotros los panameños. ¡Mi admiración infinita!
  • Ver su obra es algo mas que belleza; son detalles que hablan, que reflejan una gran verdad por medio de su ingenioso arte. Felicitaciones y … ¡adelante!
  • La paloma, símbolo de la paz y la libertad. Sus obras reflejan paz…son paz, verdadero mensaje de paz. ¡Felicitaciones!
  • El arte nuevo al servicio de la realidad nacional. Valor y Paz
  • Sus cuadros reflejan una realidad en nuestro país, son de alta calidad artística pero muy vinculado a la política nacional…quizás por su nacionalismo. Son muy impresionantes.
  • Una mezcla bien hecha y discernida de pinturas y contrastes hacen que su obra sea de un estilo delicado, profundo y tal vez dramático.
  • Sus cuadros son una maravilla pues imprime un realismo cautivador, lo felicito de verdad, además es usted muy inteligente.
  • PRETTO: La incorporación de temas políticos dentro de tus nuevas obras, demuestra la protesta innata intrínseca en ti, que a mi juicio es valiosa y demuestra históricamente que los intelectuales contribuyen en cualquier proceso revolucionario. Creo ello es un avance y progreso en tu obra. ¡Buena esa colonense! Un punto más.
  • ¡Una declaración valiente a la vez que esotérica de tus creencias y principios, enmarcado en un contexto de arte auténtico!
  • Estos cuadros representan el sentir popular del pueblo panameño. Su realismo es como el realismo del acontecer nacional.
  • Que tus cuadros digan lo que muchos labios callan.
  • ¡Qué sensibilidad más grande! Estupenda muestra pictórica.
  • y entonces…
  • Imaginación y arte al servicio de la Patria.
  • ¡Magnifica!
  • ¡Increíble!
  • ¡Acabado nítido!
  • ¡Pinta bellísimo! Perfecto.
  • ¡Regresaré a verla!
  • Se expresa muy bien en cuanto al color y los detalles
  • ¡Muy expresiva, magnífica!
  • ¡Te luciste sobrino!
  • Magnifico y elocuente
  • Muy Bonita la exposición.
  • ¡Fabulosa!
  • Regresé. ¡Magníficos!
  • Palabras me faltan — la emoción y la imagen = artista
  • Estupenda
  • Maravillosamente política
  • Magnifico, bellísimo.
  • Crítica muy bien lograda.
  • Detalle, alegórico, Trans humano, simplemente (¿) …(ilegible)
  • ¡No puedo dejar de impresionarme cada vez que veo tus obras! Excelente
  • Excelente detalle individual de los componentes pero: no hay suficiente integración de los mismos—colores demasiado “duros” y también los bordes — el mensaje de algunos cuadros no es lo suficientemente claro
  • Técnicamente bien realizado
  • Sus cuadros son realmente fabulosos, tienes una gran vista para captar lo natural. Me gustaría admirar obras suyas en tamaño más grande. Felicitaciones
  • Su obra es realmente excelente y refleja la crisis política y la corrupción que vivimos.
  • Su obra es magnifica
  • Fabulosas todas las pinturas
  • Un pintor orgullo nacional
  • Es una obra formidable.
  • Muy excelente todo.
  • La Esperanza, la Paz. ¿Dónde está Diós?
  • No me imaginaba que con tempera se podían lograr trabajos tan bellos y reales. Lo felicito Maestro Pretto.
  • Muy buena la exposición de Pretto, lo felicito por sus trabajos en tempera; son fantásticos.
  • Excelente manifestación.
  • Rogelio, me siento muy orgullosa de ti!
  • Eres un gran artista
  • Sus cuadros tienen mucha sensibilidad dentro del tema tan conflictivo
  • Enorgullece poder contar con un colonense de gran característica artística como la suya.
  • Sinceras Felicitaciones, eres el mejor.
  • ¡Enormemente impresionada!
  • Si todos pudiéramos expresar lo q’ se siente por Pmá.
  • La Paloma — gran simbolismo
  • ¡FANTASTICO!
  • ¡Necesitamos más como estos!
  • ¡Sensibilidad abrumadora!
  • Emocionante
  • Muy bonito
  • Gran valentía y que el mensaje llegue a todos los panameños.
  • “¡nice!”
  • Very nice
  • Extra nice
  • ¡Una muestra extraordinaria de talento y de valor! ¡Felicitaciones Rogelio y adelante!
  • Una exposición brillante y nacionalista. ¡Felicitaciones!
  • ¡Mato!, por conocerlo
  • Excelente
  • Magnifico
  • ¡¡¡Genial!!
  • Ta bien
  • Medio bien excelente pero algunos son Horrentos [errores ortográficos del comentarista]
  • Esta bien, pero q’ respete más a la Bandera Nacional
  • Temas equivocados y por favor mejore sus conceptos sobre la patria
  • ¡Todo un ingenio! Felicitaciones
  • ¡Te felicito! ¡Ha sido increíble!
  • Excelente pintura de mi esposo. Lo Felicito, lo captó como él es.
  • Rogelio, no podía dejar de ver esta muestra pictórica tan llena de colorido y de patriotismo. Sigues los pasos de tus antepasados quienes también contribuyeron a nuestra historia patria. Me siento orgulloso de ser tu amigo. No dejes de producir, mantén la llama siempre encendida. ¡Este laberinto te necesita!!!
  • ¡Increíble! Yo pensé que solo servías para propaganda de la mala televisión. Sigue en la trocha abriendo un camino sin comparación en el futuro.
  • Tus amigos nos sentimos orgullosos de tu exposición. Una vez mas das muestra de tus magníficos dotes artísticos y como retratista eres inmejorable. Tu labor crítica excelente y sin calificativos.
  • Me gustó mucho tu exposición. Eres un orgullo para Colón.
  • Tremenda lección !!!

 

Surtido de enlaces que conectan con algunas críticas

publicadas en la prensa panameña sobre la exhibición 

La Paz Nacional: tratado pictórico

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«Viaje fantástico hacia la Paz Nacional»
 
«Inauguran exposición de Rogelio Pretto»
 
«La última de Rogelio Pretto»
 
«Una crítica singular a nuestra vida política»
 
En Pocas Palabras (columna) – «Rogelio Pretto»
 
«Rogelio Pretto: O las musas degolladas»
 
«La pintura política de Pretto»
 

Esto publicado 7 años antes en La Llorona de  La Estrella de Panamá

La Estrella 11 -03-79

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